Todas las frases de William Robertson Davies
“durante la primera guerra mundial algunos soldados ingleses salían de las trincheras a la carga, al grito de «¡Mermelada!», pronunciándolo con un tono cómicamente caballeresco, como si fuera un heroico grito de guerra. Los alemanes nunca se pudieron acostumbrar a aquello. Se rompían la cabeza sin cesar para entender el misterio, porque para un...” (continúa)(seguir leyendo)
“Merlín el Mago tenía una extraña forma de reír, que se oía sólo cuando nadie más estaba riendo. Se reía, por ejemplo, del mendigo que maldecía su destino al hallarse tendido sobre un montón de estiércol o se reía del joven presumido que arma un gran alboroto al elegir unos zapatos nuevos. Se reía porque sabía que dentro del montón de estiércol...” (continúa)(seguir leyendo)
“En los monólogos que hacían los intérpretes del estilo de Charlie abundaban los chistes a cuento de las minorías: los judíos, los holandeses, los cabezas cuadradas, los negros, los irlandeses, todo el mundo. Nunca oí que nadie se quejara de eso. Los chistes más bestias sobre los judíos y los negros eran los que oí contar a los propios...” (continúa)(seguir leyendo)
“—Dios no existe —dijo Kinghovn—. Yo nunca he tenido la menor necesidad de inventarlo. —Probablemente por eso ha dedicado usted su vida a ser un técnico, un técnico espléndido, pero un técnico a fin de cuentas —dijo Lind—. Sólo si inventamos a unos cuantos dioses tenemos la inquietante sensación de que algo o alguien que se ríe de nosotros...” (continúa)(seguir leyendo)
“¿Imaginan acaso ustedes que durante mis mejores momentos, cuando he gozado de la atención embelesada de públicos muy distinguidos —testas coronadas, como gustan de alardear todos los magos—, no he pensado, siquiera fuese fugazmente, en sacar de un sombrero un orinal lleno hasta los bordes para arrojarlo al palco de la realeza sólo por demostrar...” (continúa)(seguir leyendo)
“Porque ésa es una de las características más desconcertantes de la religión, que carezca por completo de humor.”
“La idea de que todo el mundo en realidad desea lo último que se haya ideado es un mero engaño de los intelectuales. Son muchas las personas que desean más bien un lugar cálido y seguro en el que el Tiempo apenas transcurra.”
“El género humano se dividía en dos grupos: los listos y los paletos, es decir, los gilipollas, los primos y los pánfilos. Los únicos tipos listos que había a mi alrededor eran Willard y Charlie. Era una ley de la naturaleza que rapiñasen al resto. Su desprecio por el resto del mundo era absoluto, pero allí donde Charlie era de buen natural, un...” (continúa)(seguir leyendo)
“Fue una venganza. Tengo entendido que se trata de un pecado muy grave. Los psicólogos y sociólogos de nuestro tiempo han logrado que aún parezca peor de lo que es, un acto humano sin evolucionar, de ínfima categoría. El propio Estado, que conserva tantos privilegios primitivos que en cambio se nos niegan a los ciudadanos, rehuye todo lo que...” (continúa)(seguir leyendo)
“En el estudio de la hagiografía tenemos las leyendas, tenemos los espléndidos cuadros que pintan a los santos que mataron a los dragones y la verdad es que no hace falta una gran perspicacia para darse cuenta de que los dragones representan no sólo el mal que hay en el mundo sino también el mal personal que en ellos mismos se contiene....” (continúa)(seguir leyendo)
“Día tras día, año tras año, creían que de alguna manera todavía por descubrir podrían dejar a Abdalá con un palmo de narices, y su codicia, su estupidez y sus argucias los llevaban a probar suerte con el autómata. Día tras día, año tras año, yo los derrotaba y me mofaba de ellos en secreto, porque no eran siquiera capaces de entender algo tan...” (continúa)(seguir leyendo)
“¿Cuál es el elemento mítico de este relato? Lisa y llanamente, el antiquísimo relato del hombre que emprende la búsqueda de su alma y que ha de luchar contra un monstruo para asegurársela. Todos los mitos, e incluyo el cristianismo, que nunca ha sido capaz de evitar el magnetismo mítico que posee la experiencia humana, todos los mitos están...” (continúa)(seguir leyendo)
“Tal era el poder de mi temprana educación que nunca apliqué mi cinismo al Señor sino tan sólo a su creación. A veces pensaba que el Señor debía de odiarme; a veces pensaba que me estaba castigando por... pues prácticamente por todo lo que me había acontecido en la vida, empezando por mi nacimiento; a veces pensaba que se había olvidado de mí,...” (continúa)(seguir leyendo)
“A menudo me ha sorprendido qué bien entienden las personas acomodadas e incluso los ricos las privaciones físicas que sufren los pobres sin tener ni la menor idea de cómo es la sordidez intelectual en la que viven sumidos, que es uno de los elementos causantes de sus desdichas. Se trata de una sordidez que se lleva en el tuétano de los huesos;...” (continúa)(seguir leyendo)
“Como en todas las grandes revoluciones, la preparación de la mía me llevó mucho tiempo.”
“En cambio, el demonio, cuando aparece representado en la literatura, trae siempre el saco lleno de chistes excelentes y resulta irresistible porque tanto él como sus chistes tienen todo el sentido del mundo. Como se suele decir, si no existiera el demonio, habría que inventarlo. Es la única explicación de las desconcertantes ambigüedades que...” (continúa)(seguir leyendo)
“El destino del pasado es convertirse en combustible para el humor. —¿Lo ha probado usted en sus carnes? —dijo Lind—. Es posible que sí. Las bromas desmantelan los horrores, les restan toda importancia. ¿Por qué? ¿Se trata acaso de que puedan producirse nuevos horrores? ¿Se debe a que nunca aprendemos nada de la propia experiencia? Nunca he sido...” (continúa)(seguir leyendo)
“Usted es inglés, Roly, y el temperamento de los ingleses no tiene una fuerte inclinación hacia la vitalidad. En realidad, no creen en el mal. Si la corriente del Golfo alguna vez dejara de bañar las costas del oeste del país, creo que pensarían ustedes de un modo muy diferente. Se supone que son los norteamericanos los que pecan de optimismo...” (continúa)(seguir leyendo)
“El demonio, estoy de acuerdo, es un gran bromista, pero no creo que sea especialmente divertido verse convertido en diana de uno de sus chistes. Usted ha llamado sobre su persona la atención del demonio en lo que, debo decir, ha sido una frivolidad. Ha sido una rematada estupidez, si quiere que le sea sincero. Ojalá no lo hubiera hecho.”
“El egotista es todo superficie, por debajo no es más que un desorden pulposo, un montón de dudas centradas en sí mismo. En cambio, el egoísta, el ególatra si se quiere, puede ceder, puede ser deferente en aquellas cosas que no le parecen cruciales, pero en todo lo que le incumba de un modo realmente más profundo no tiene remordimientos.”
“La infelicidad, al menos de ese tipo que primero se reconoce, luego se examina y después pasa a ser objeto de tristes meditaciones, constituye todo un lujo espiritual.”
“El mito explica muchas cosas que de lo contrario serían inexplicables, precisamente porque el mito es la reducción de la experiencia universal a su esencia misma.”
“¿El demonio? Pura filfa. ¿Dios? ¡Pura filfa! A mí tráiganme a la Gorda, que yo la fotografío de tal manera que todos ustedes sabrán que es obra del demonio y luego la fotografío de otro modo y cualquiera de ustedes pondrá la mano en el fuego y asegurará que es obra de Dios. ¡La luz, señores! Ahí está todo el secreto. ¡La luz! ¿Y quién entiende...” (continúa)(seguir leyendo)
“Es el problema ineluctable de la autobiografía: cuánto se deja fuera, cuánto se ha olvidado de una manera genuina, involuntaria, cuánto se ha relatado de tal forma que preste a toda la cuestión un relieve asombroso.”
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