Todas las frases de Armando Palacio Valdés
“La vida está hecha para obrar, y es tan corta, que si nos obstinamos en razonar cada uno de nuestros pasos, corremos el peligro de quedar inmóviles.”
“Para que un hombre sea realmente feliz es menester que esté contento de sí mismo.”
“La sociedad nos reduce sin duda alguna; son muy pocos los hombres
con los cuales podemos cambiar pensamientos elevados.”“Nada consuela tanto en nuestras aflicciones como una noble resolución.”
“Es increíble lo que se aguza nuestro malestar cuando prorrumpimos en lamentaciones o dejamos escapar la cólera que nos abrasa. No llegaréis a decir, como un médico inglés contemporáneo, que: no nos quejamos porque estamos enfermos, sino que estamos enfermos porque nos quejamos; pero sí estoy seguro de que recobraríamos mucho más pronto la...” (continúa)(seguir leyendo)
“La vida no se nos ha dado para ser felices, sino para merecer serlo.”
“La mayoría de las gentes aceptan los dogmas de su religión como los artículos del reglamento de un casino, sin pensar en ellos más que cuando algún socio pide en la junta general su lectura.”
“El amor no es más que una treta de la naturaleza.”
“Cuando la Naturaleza decide formar un ser bello, parece que muestra empeño en no olvidar ningún toque.”
“Los locos han progresado, como todo en este mundo. Ahora discurren y hablan como los demás. Para distinguir un loco de un cuerdo es necesario acudir a un especialista.”
“Toda música, en el fondo, no es más que la expresión de un sentimiento religioso.”
“Difícil es, ciertamente, soportar a los demás; pero es más difícil quizá soportarse a sí mismo. Todo hombre que busca con sinceridad su perfeccionamiento, no puede menos de sentirse bien fatigado al final de la jornada.”
“Los hombres que advierten velozmente el ridículo en los demás, no son los que con menos facilidad caen en él.”
“Haz siempre lo que te salga del corazón (como ahora) y no temas equivocarte.”
“Cuando no tenemos una cruz grande que soportar, nos la fabricamos con dos palitos.”
“La vida, para la casi totalidad de los humanos, oscila siempre entre la pena y el aburrimiento. Cuando no nos domina el tedio, nos hallamos en plena catástrofe.”
En realce