Todas las frases de Delphine de Vigan
- Del libro: No y yo
- Del libro: Las gratitudes
“Tras sus miradas borrosas, sus gestos inseguros, sus cuerpos encorvados o doblados por la mitad, busco al muchacho o a la muchacha que fueron como quien pretende descubrir el esbozo original de un dibujo repasado torpemente con rotulador. Los observo y me digo: ella también, él también amó, gritó, gozó, nadó, corrió hasta perder el aliento,...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Las gratitudes
“Envejecer es aprender a perder.”
- Del libro: Las gratitudes
“Cuando voy a ver a Michka observo a las residentes. A las muy muy viejas, a las moderadamente viejas y a las no tan viejas, y a veces tengo ganas de preguntarles: ¿todavía os acaricia alguien? ¿Todavía os abraza alguien? ¿Cuánto hace que otra piel no entra en contacto con la vuestra?”
- Del libro: Las lealtades
“Son lazos invisibles que nos vinculan a los demás. Son promesas que hemos murmurado y cuya repercusión ignoramos, fidelidades silenciosas, son contratos pactados las más de las veces con nosotros mismos, consignas aceptadas sin haberlas oído, deudas que albergamos en los entresijos de nuestras memorias.
Son las leyes de la infancia que dormitan...” (continúa)(seguir leyendo) - Del libro: Las lealtades
- Del libro: Las lealtades
“La gente no concibe que una mujer dedicada al hogar pueda tener una vida, centros de interés, y menos aún algo que decir. No conciben que pueda pronunciar varias frases juiciosas sobre el mundo que nos rodea, ni ser capaz de formular una opinión. Como si la mujer dedicada al hogar estuviera condenada por definición a arresto domiciliario y su...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Las lealtades
“Cualquier mujer normalmente constituida se caga de miedo cuando pasa ante un grupo de cuatro individuos a las tres de la mañana. No solo se caga de miedo sino que evita el contacto visual, y cualquier actitud que deje traslucir miedo, desafío o invitación. Mira al frente, procura no apretar el paso y comienza a respirar cuando por fin se queda...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Las lealtades
“Esperaba que la escritura me permitiera escuchar lo que se me había escapado, esos ultrasonidos indescifrables para oídos normales, como si las horas pasadas registrando cajas o sentada delante de un ordenador pudiesen dotarme por fin de una audición particular, más sensible, como la que poseen ciertos animales y, creo, los perros.”
“La anorexia no se resume en la voluntad que tienen ciertas jóvenes de parecerse a las modelos, ciertamente cada día más delgadas, que llenan las páginas de las revistas femeninas. El ayuno es una droga poderosa y barata, a menudo se olvida de mencionarlo. El estado de desnutrición anestesia el dolor, las emociones, los sentimientos, y funciona,...” (continúa)(seguir leyendo)
“La anorexia restrictiva es una adicción que hace creer en el control cuando en realidad conduce al cuerpo a su destrucción.”
“La escritura es impotente. Como mucho permite plantear preguntas e interrogar a la memoria.”
“El tiempo nos enseña que podemos echarnos la bronca y debemos pasar página después.”
- Del libro: No y yo
“El insomnio es la cara oculta de la imaginación.”
- Del libro: No y yo
“La vida no es más que una sucesión de pausas y desequilibrios cuyo orden no obedece a ninguna necesidad.”
- Del libro: No y yo
“En la vida no hay títulos, ni pancartas, ni señales, nada que indique atención: peligro, derrumbamientos frecuentes o desilusión inminente. En la vida estamos solos frente a nosotros mismos.”
- Del libro: No y yo
“Los que creen que la gramática es un conjunto de reglas y prohibiciones se equivocan. Si nos dedicamos a ella, la gramática revela el sentido oculto de la historia, disimula el desorden y el abandono, enlaza elementos, aproxima a los contrarios, la gramática es un método formidable de organizar el mundo como querríamos que fuese.”
- Del libro: Las gratitudes
- Del libro: Las gratitudes
“¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces al día dais las gracias? Gracias por la sal, por la puerta, por la información. Gracias por el cambio, por el pan, por el paquete de tabaco.
Unas gracias de cortesía, de conveniencia, automáticas, mecánicas. Casi huecas.
A veces tácitas. A veces demasiado enfáticas: Gracias a ti. Gracias por todo....” (continúa)(seguir leyendo)
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