Todas las frases de Santiago Ramón y Cajal
“Apártate progresivamente, sin rupturas violentas, del amigo para quien representas un medio en vez de ser un fin.”
- La trovi in Riqueza y Pobreza
“El que toma las cosas a broma es siempre vencido por el que las toma en serio.”
“Hay un patriotismo infecundo y vano el orientado hacia el pasado; otro, fuerte y activo: el orientado hacia el porvenir. Entre preparar un germen y dorar un esqueleto, ¿quién dudará?”
“La casualidad no sonríe al que la desea, sino al que se la merece.”
“Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro.”
“Nos quejamos de los amigos porque exigimos de ellos más de lo que pueden dar.”
“Las ideas no se muestran fecundas con quien las sugiere o las aplica por primera vez, sino con los tenaces que las sienten con vehemencia y en cuya virtualidad ponen toda su fe y todo su amor. Bajo este aspecto, bien puede afirmarse que las conquistas científicas son creaciones de la voluntad y ofrendas de la pasión.”
- La trovi in Comunicar
“Nada me inspira más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión.”
“El hombre es un ser social cuya inteligencia exige para excitarse el rumor de la colmena.”
“Razonar y convencer, ¡qué difícil, largo y trabajoso! ¿Sugestionar? ¡Qué fácil, rápido y barato!”
“Los hombres guerrean para adquirir un pedazo de tierra donde ser prematuramente enterrados.”
- Del libro: Charlas de café
“La erudición oportuna que tanto nos seduce en ciertos amenísimos conversadores, no es, a menudo, sino el arte sutil de llevar al interlocutor al terreno de recientes lecturas.”
- Del libro: Charlas de café
- Del libro: Charlas de café
“¡Mis contradicciones! ¡Ojalá fueran mayores! Ello sería indicio de juventud, flexibilidad y pujanza. Cambiamos con los años y las lecturas. Y no sólo sucesivamente, sino simultáneamente. (…) Parodiando a Descartes diría yo: 'Varío, luego existo'.”
“El ahorro excesivo declina rápidamente hacia la tacañería, cayendo en la exageración de reputar superfluo hasta lo necesario.”
“Una de las desdichas de nuestro país consiste, como se ha dicho hartas veces, en que el interés individual ignora el interés colectivo.”
“Cosa corriente es que vanidosos y presuntuosos finjan poseer lo que desean.”
“Poco vales si tu muerte es deseada por muchas personas.”
“En la máquina social hay que ser motor, no rueda, personalidad, no persona.”
“Es vulgarísima verdad que, en grado variable, el afán de aprobación y aplauso mueve a todos los hombres...”
“La adversidad sigue a la ventura como la sombra al cuerpo. Ambas, parecen, en efecto, fases alternativas de la irremediable ondulación del humano destino.”
“Si nuestro estudio versa sobre un objeto de anatomía, historia natural, etc,, la observación correrá pareja al dibujo; porque, aparte de otras ventajas, el acto de copiar disciplina y robustece la atención, obliga a recorrer la totalidad del fenómeno estudiado, y evita, por tanto, que se nos escapen detalles frecuentemente inadvertidos en la...” (continúa)(seguir leyendo)
“No basta examinar; hay que contemplar: impregnemos de emoción y simpatía las cosas observadas; hagámoslas nuestras, tanto por el corazón como por la inteligencia.”
“Imaginada la hipótesis, menester es someterla a la sanción de la experiencia, para lo cual escogemos experimentos u observaciones precisas, completas y concluyentes.”
“Procuremos agradar e instruir: nunca asombrar.”
“Hay un patriotismo infecundo y vano: el orientado hacia el pasado; otro fuerte y activo: el orientado hacia el porvenir.”
“Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan.”
“La más ignorante y rústica de las mujeres puede engendrar un hombre de genio.”
“Aún en las ciencias más perfectas nunca deja de encontrarse alguna doctrina exclusivamente mantenida por el principio de autoridad.”
“Lejos de abatirse el investigador novicio ante las grandes autoridades de la Ciencia, debe saber que su destino, por ley cruel, pero ineludible, es crecer un poco a costa de la reputación de las mismas.”
“Evita la conversación de aquellas personas cuya palabra, en vez de ser trabajo, es placer. Los grandes parlanchines suelen ser espíritus refinadamente egoístas, que buscan nuestro trato, no para estrechar lazos sentimentales, sino para hacerse admirar y aplaudir.”
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