Todas las frases de Suzanne Collins
- Del libro: Sinsajo
“Cuesta mucho más que la vida. ¿Matar a gente inocente? Te cuesta todo lo que eres.”
- Del libro: Sinsajo
- Del libro: Sinsajo
“Y, de repente, es como si no existiera nadie más en el mundo que estas dos personas que atraviesan el espacio para encontrarse. Chocan, se abrazan, pierden el equilibrio, se dan contra una pared y allí se quedan, convertidos en un solo ser indivisible.”
- Del libro: Sinsajo
“Sigues intentando protegerme. ¿Real o no? —susurra. —Real —respondo; quizá deba explicarlo mejor—. Porque eso es lo que nosotros dos hacemos: nos protegemos el uno al otro.”
- Del libro: Sinsajo
“Es normal que no nos impresione mucho: acabamos de ver a Finnick Odair en ropa interior.”
- Del libro: Sinsajo
- Del libro: Sinsajo
- Del libro: Los juegos del hambre
“Lo que te consigue ayuda no es la lástima, sino la admiración cuando te niegas a rendirte.”
- Del libro: Los juegos del hambre
“No puedo rendirme sin luchar.”
- Del libro: Sinsajo
- Del libro: Sinsajo
- Del libro: Los juegos del hambre
“La gente estúpida resulta peligrosa.”
- Del libro: Sinsajo
“Los dos sabemos que, con cada vítor, Peeta se aleja más y más de nuestro alcance.”
- Del libro: En llamas
“No hace falta, mis pesadillas suelen ser sobre perderte, así que se me pasa cuando me doy cuenta de que estás a mi lado.”
- Del libro: Los juegos del hambre
“Recuerda que estamos locamente enamorados, así que puedes besarme cuando quieras.”
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: En llamas
- Del libro: Los juegos del hambre
“Mientras puedas encontrarte, no te morirás de hambre.”
- Del libro: Sinsajo
“El presidente Snow solía... venderme..., vender mi cuerpo, quiero decir —empieza con voz monótona y distante—. Y no fui el único. Si pensaban que un vencedor era deseable, el presidente lo ofrecía como recompensa o permitía que lo comprasen por una cantidad de dinero exorbitante. Si te negabas, mataba a algún ser querido. Así que lo hacías.”
- Del libro: Sinsajo
“¿Es eso lo que le han hecho a Peeta? ¿Han sacado sus recuerdos de Katniss y los han distorsionado para que sean aterradores?”
- Del libro: Sinsajo
“—¿Lo recuerdas? —me dice—. Aquí es donde me besaste. Así que la fuerte dosis de morflina administrada después de los latigazos no bastó para borrar eso de su conciencia. —Creía que no lo recordarías —respondo. —Tendría que estar muerto para no recordarlo. Y quizá ni siquiera entonces lo olvidaría. Quizá sea como ese hombre de El árbol del...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Sinsajo
- Del libro: En llamas
- Del libro: En llamas
“—Saber apreciar la belleza no es lo mismo que sentir debilidad —señala Peeta—. Salvo quizá en lo que respecta a ti.”
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: En llamas
- Del libro: Sinsajo
“Así que, después, cuando me susurra: —Me amas. ¿Real o no? Yo respondo: —Real.”
- Del libro: En llamas
- Del libro: Los juegos del hambre
“No quiero que me cambien ahí fuera, que me conviertan en una especie de monstruo, porque yo no soy así.”
- Del libro: Los juegos del hambre
“En los bosques me espera la única persona con la que puedo ser yo misma: Gale.”
- Del libro: Sinsajo
“Le rodeo el cuello con los brazos y noto que vacila antes de devolverme el gesto. No es tan firme como antes, pero sigue siendo un abrazo cálido y fuerte. Mil momentos pasan por mi cabeza, todas las veces que estos brazos fueron mi único refugio del mundo. Quizá no los apreciara como debía entonces, pero son recuerdos dulces que se irán para...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: En llamas
“Porque, a veces, a las personas les ocurren cosas que no están preparadas para afrontar.”
- Del libro: Los juegos del hambre
“¿Por qué habla esta gente con un tono tan agudo? ¿Por qué apenas abren la boca para hablar? ¿Por qué acaban todas las frases con la misma entonación que se usa para preguntar? Vocales extrañas, palabras recortadas y un siseo cada vez que pronuncian la letra ese... Por eso a todo el mundo se le pega su acento, claro.”
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: Los juegos del hambre
“Primero una persona, después otra y, al final, casi todos los que se encuentran en la multitud se llevan los tres dedos centrales de la mano izquierda a los labios y después me señalan con ellos. Es un gesto antiguo (y rara vez usado) de nuestro distrito que a veces se ve en los funerales; es un gesto de dar gracias, de admiración, de despedida...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Los juegos del hambre
“Las reglas de los Juegos del Hambre son sencillas: en castigo por la rebelión, cada uno de los doce distritos debe entregar a un chico y una chica, llamados tributos, para que participen. Los veinticuatro tributos se encierran en un enorme estadio al aire libre en la que puede haber cualquier cosa, desde un desierto abrasador hasta un páramo...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: Los juegos del hambre
“Al Capitolio le viene bien que estemos divididos.”
- Del libro: Los juegos del hambre
- Del libro: Los juegos del hambre
“Las piezas todavía no han encajado del todo, pero siento que se forma un plan, que no ha aceptado su muerte. Ya está luchando por seguir vivo, lo que significa, además, que el bueno de Peeta Mellark, el chico que me dio el pan, está luchando por matarme.”
- Del libro: Los juegos del hambre
“Mirad cómo nos llevamos a vuestros hijos y los sacrificamos sin que podáis hacer nada al respecto. Si levantáis un solo dedo, os destrozaremos a todos, igual que hicimos con el Distrito 13.”
“El espectáculo no se acaba hasta que canta el sinsajo.”
“¿quiénes somos los seres humanos? Porque quienes somos determina la clase de gobierno que necesitamos.”
“Los cerebros jóvenes a veces compensan la falta de experiencia con su idealismo. Nada les parece imposible.”
“La gente amable consigue abrirse paso hasta mí y quedárseme dentro.”
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