Todas las frases de Vicente Blasco Ibáñez
- Del libro: Sangre y arena
“Aún le clavaron un tercer par, y su cuello quedó carbonizado, esparciendo en el redondel un hedor nauseabundo de grasa derretida, cuero quemado y pelos consumidos por el fuego. El público siguió aplaudiendo con vengativo frenesí, como si el manso animal fuese un adversario de sus creencias e hicieran obra santa con este abrasamiento. Reían al...” (continúa)(seguir leyendo)
“Yo prefiero equivocarme yendo en busca de novedad, á conseguir aciertos fáciles, que muchas veces no son mas que simples repeticiones de triunfos anteriores.”
- Del libro: Los argonautas
“La desgracia nos hace comprender que hemos venido al mundo para algo.”
- Del libro: Los argonautas
“Como bestia de razón, conoce la enormidad del peligro mejor que las otras bestias; pero vive alegre, porque dispone del olvido, y tiene además la certeza de que existe una Providencia sin otra ocupación que velar por él.”
“Cuando la Virgen quiso aparecerse en nuestros tiempos, escogió á Francia. No será tan malo este país como dicen... Cuando yo vea que se aparece en Berlín, hablaremos otra vez.”
- Del libro: La Catedral
“Es el hombre que más práctica la religión y menos piensa en ella. Ni duda ni cree. Acepta lo establecido, viviendo en un sonambulismo intelectual.”
- Del libro: La Catedral
“Si alguna vez el pensamiento, desvelándose, le sugiere una crítica, la ahoga al momento por el miedo. La inquisición aún vive entre nosotros; no tememos a la hoguera, pero nos causa pavor el «qué dirán». La sociedad estacionada y refractaria a toda innovación es el Santo Oficio moderno. El que desentona, saliéndose de la general y monótona...” (continúa)(seguir leyendo)
“La filosofía de la democracia moderna es un cristianismo laico. Los socialistas amamos al humilde, al menesteroso, al débil. Defendemos su derecho a la vida y al bienestar.”
- Del libro: Sangre y arena
“Remendaban los caballos como si fuesen zapatos viejos; explotaban su debilidad hasta el último momento, prolongando su agonía y su muerte. Quedaban en el suelo pedazos de intestinos, cortados para facilitar la operación del «arreglo». Otros fragmentos de sus entrañas estaban en el redondel cubiertos de arena, hasta que muriese el toro y los...” (continúa)(seguir leyendo)
“La civilización es el afinamiento del espíritu, el respeto al semejante, la tolerancia de la opinión ajena, la suavidad de las costumbres.”
- Del libro: Los argonautas
“Nuestra vida nunca es rectilínea ni la gobierna la lógica.”
“Las revoluciones no se miden por los dolores que originan, sino por los nuevos beneficios que aportan al bienestar y la libertad de los humanos.”
“Calma y mala intención, que todo llegará.”
- Del libro: La Catedral
- Del libro: Sangre y arena
“La juventud es la edad de los sacrificios desinteresados, de la ausencia de egoísmo, de los excesos superfluos.”
“Pero yo tengo cierta confianza, porque el corazón justo y fuerte de las mujeres es siempre piadoso con la debilidad y la ignorancia del hombre.”
- Del libro: La Catedral
“La música es para mí la más grata de las artes. Entiendo poco de ella, pero la siento.”
“El hombre, condenado eternamente á la grosería y al egoísmo por su propia naturaleza, puede dar muy poco de sí en una materia tan delicada como es la poesía.”
- Del libro: Sangre y arena
“¡La instrucción!... Una gran cosa, capaz de infundir respetabilidad hasta a los mayores pecados.”
“El mundo se aburre de un modo mortal. No ocurre nada, nadie sueña, nadie aspira á cosas imposibles, nadie comete imprudencias.”
- Del libro: Los argonautas
- Del libro: La Catedral
“Para vivir santamente bastaba con la sabiduría de los sacerdotes y la ignorancia popular, que proporciona una beatífica tranquilidad. ¿Para qué más? Así había permanecido el país durante los siglos más gloriosos de su historia.”
- Del libro: Sangre y arena
- Del libro: Los argonautas
“El ambiente que nos rodea es demasiado real para que podamos cultivar en el nuestras ilusiones.”
- Del libro: La Catedral
“Los parásitos son los que más brillan y más ruido meten. Lo que no pueden prestar en utilidad lo dan en estruendo.”
- Del libro: La Catedral
“Entre amigos no se mendiga.”
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