Atentado a Charlie Hebdo

Un día normal de locura, con un atentado que ha causado doce muertos, al grito de Alá es grande. Normal porque son imágenes de horror que casi a diario nos llegan de países lejanos. Pero esta vez ha sucedido en Francia, y ha dejado consternación, pero lo que más terror causa es el hecho de que al ser atacados y asesinados sean periodistas y caricaturistas de un semanario satírico. Un ataque a la libertad de prensa con tanta violencia asusta, con el gran riesgo de que después de la primera indignación general solo beneficie a los fanáticos, por un lado a quienes querrán emularlos y por otro a los que les gustaría volver a la época de las Cruzadas. En cambio, los que hacen sátira no quieren aumentar estas divisiones culturales, sino que seamos capaces de ver la parte “ligera” de las cosas para que el exceso de rigidez y seriedad no se convierta en un pretexto para usar la violencia. La apelación que imaginamos habrían realizado los dibujantes y periodistas fallecidos Charb, Cabu, Tignous y Wolinski, sería de no olvidar, pero seguramente también de no perder nunca la capacidad de reír.