El mito alemán

Nadie puede predecir cuáles serán los efectos del engaño de Volkswagen. Porque el fabricante de automóviles alemán no producía coches con un defecto técnico en el tubo de escape, ni hubo un descuido burocrático sobre los límites permitidos en los EE.UU. para las emisiones de los vehículos. No, la empresa alemana ha engañado, creando un software que permitía a los vehículos parecer limpios en el momento de las inspecciones. Y la trampa, de la industria alemana por excelencia, significa un golpe para toda Alemania. ¿Los jefes de la compañía sabían? ¿el gobierno alemán sabía? Por ahora ha pagado el ceo de la empresa wintertork, pero está claro que si se demostrara cierta complicidad del gobierno alemán en esta estafa, no sólo se verían afectadas las políticas de exportación de Alemania, sino también los equilibrios políticos europeos, porque, ¿con qué cara Frau Merkel se presentará para regañar a los países del sur de Europa, sobre su forma de llevar la contabilidad, acerca de cómo hacen las cosas, si éstos, mirándola, antes de iniciar un discurso, dicen: "Brum, brum" y luego dan un golpe de tos?