El corazón de las tinieblas
Título: El corazón de las tinieblas
Título original: Heart of Darkness
Autor:Joseph Conrad
Año de primera publicación: 1924
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Autor:Joseph Conrad
Año de primera publicación: 1924
Frases de “El corazón de las tinieblas” 15 citas
- La trovi in Trabajo
“No me gusta el trabajo, como a ningún hombre le gusta, pero sí que aprecio lo que hay en el trabajo, la oportunidad de descubrirse a sí mismo.”
“La vida es algo gracioso, un arreglo misterioso de lógica despiadada para un propósito fútil. Lo más que podemos esperar de ella es un poco de conocimiento de sí mismo, que llega demasiado tarde; una cosecha de pesares inextinguibles.”
“La fuerza no es sino un accidente nacido de la debilidad de los demás.”
“¿Principios? Los principios no son suficientes. Son solo vestidos, trapos que vuelan a la primera sacudida.”
“Hice un movimiento brusco y uno de los postes restantes de la valla desaparecida apareció de un salto en mi campo visual. ¿Recuerdan que mi atención había sido golpeada por unos objetos esféricos en la cima de esos postes, una ornamentación notable en ese lugar deshecho? Entonces los vi de cerca, y lo primero que pasó fue que eché hacia atrás la...” (continúa)(seguir leyendo)
“Cuando uno está absorbido por ese tipo de preocupaciones, los incidentes, por así decirlo, superficiales, la realidad, sí, la realidad, se desvanece. De suerte que la verdad propia permanece a salvo, oculta. Pero yo la sentía de todos modos, sentía esa quietud misteriosa que me contemplaba, a mis artimañas de simio.”
“Pero su alma estaba desquiciada. A solas en esa selva, había mirado dentro de sí mismo, y ¡por todos los cielos!, había enloquecido. Yo tuve, debido a mis pecados, supongo, que pasar también por el calvario de mirar dentro de mí mismo. Ningún ejercicio de elocuencia hubiera podido ser tan fulminante con la fe abstracta en la humanidad como su...” (continúa)(seguir leyendo)
“Y, ¿pueden verlo?, el terror de mi situación no estaba en recibir un golpe en la cabeza, aunque tenía una sensación muy viva de ese peligro también, sino en tener que hacer frente a un hombre ante el cual no podía apelar a nada, ni sagrado ni bajo. Debía, igual que con los negros, invocarlo a él mismo, a su propia degradación exaltada e...” (continúa)(seguir leyendo)
“Arrancarme de la lectura, les dijo, fue como separarme del refugio de una vieja y sólida amistad.”
“Aullaban, saltaban, giraban, hacían muecas horribles; pero lo que en verdad estremecía al pensamiento era la idea de que poseían una humanidad, idéntica a la propia, la idea del remoto parentesco con su salvajismo.”
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