El último Catón
Frases de “El último Catón” 18 citas
“Por norma, todas las religiones del mundo discriminan a las mujeres, bien situándolas en un incomprensible segundo plano o bien legitimando que puedan ser maltratadas y vejadas. Es algo realmente lamentable a lo que nadie parece querer encontrar una solución.”
“El arte y la cultura aumentan la armonía, la tolerancia y la comprensión entre las personas.”
“—¿Por qué creemos que vivimos nuestras vidas —dije, al fin—, cuando son nuestras vidas las que nos viven a nosotros?”
“—Si no sois capaces de percibir lo que os rodea ni de sentir las cosas que os pasan —concluyó con tono amable pero claramente firme—, si no disfrutáis de la belleza porque no podéis ni siquiera descubrirla, y si sabéis menos que los niños más pequeños de mi escuela, no pretendáis estar en posesión de la verdad.”
“nos esperaba una de esas limusinas de color negro y matrícula SCV (Stato della Cittá del Vaticano) que poseen todos los cardenales para su uso personal, y a las que los romanos, que son gentes muy socarronas, han cambiado el significado por Si Cristo lo viese”
“Las cosas hermosas, las obras de arte, los objetos sagrados, sufren, como nosotros, los efectos imparables del paso del tiempo.”
“Treinta y nueve años de castidad y abstinencia habían sido suficientes. Dios lo comprendería.”
“Seguir las normas es siempre mucho más sencillo: te evitas los remordimientos y las culpabilidades, te ahorras las inseguridades y, encima, puedes sentirte orgullosa de lo que has hecho.”
“Dentro de nuestro sistema educativo, los sentidos, y todo cuanto se relaciona con ellos, son una parte fundamental. ¿Cómo, si no, podrían los niños estudiar la Naturaleza, experimentar, sacar conclusiones propias y comprobarlas?”
“Uno mis grandes pecados es el orgullo, lo reconozco, el orgullo en todas sus variaciones de arrogancia, vanidad, soberbia… Nunca me arrepentiré lo suficiente ni haré la suficiente penitencia, pero soy incapaz de rechazar un desafío o de amilanarme ante una provocación que ponga en duda mi inteligencia o mis conocimientos.”
“Al principio, la inseguridad me atenazó con cuerdas invisibles, pero después, con la piel sudorosa y el corazón a punto de rompérseme en pedazos, me di cuenta de que en aquella cama no sólo estábamos Farag y yo, sino que también se movían conmigo, aprisionándome, los falsos tabúes y las ridículas hipocresías en las que me habían educado.”
“No, ateo no, me dije mientras encendía la luz de la mesilla y me incorporaba para saltar de la cama. Nadie era ateo, por mucho que presumiera de ello. Todos, de una manera o de otra, creíamos en Dios, al menos eso era lo que me habían enseñado a pensar, y Farag también creería en Él a su manera, dijera lo que dijese. Aunque, a lo peor, esta...” (continúa)(seguir leyendo)
“La noche pasaba y yo, unida a su cuerpo, fundida piel con piel en un destello interminable de eternidad, convertida en un río de sensaciones que, como las mareas, pasaban de la ternura más suave a la locura más furiosa, descubrí que aquello que yo estaba haciendo no podía ser esa cosa tan terrible que todas las religiones, inexplicablemente,...” (continúa)(seguir leyendo)
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