La Biblia de los Caídos
Frases de “La Biblia de los Caídos” 29 citas
“Lo que es digno de admiración es enfrentarse a tu propio miedo y superarlo.”
“Los labios de ella se movieron, rozaron su rostro, muy cerca de los suyos; se detuvieron junto a su oreja y soplaron. —Ahora te encuentro irresistible. A pesar de que tu razonamiento esté equivocado. —hablaba despacio, alargando las palabras, introduciendo pausas—. Me sorprende que no veas mis verdaderas intenciones, Gris, siempre te he...” (continúa)(seguir leyendo)
“—Es una adolescente —atajó el Gris—. Tiene que aprender, que experimentar por su cuenta. No recurrir a adivinos.”
“Luchar contra enemigos no es ni la mitad de complicado que luchar contra los propios sentimientos, algo que tú no puedes saber y por lo que deberías dar gracias.”
“Cuando quieren conseguir un alma importante, que no pueden obtener de otro modo, le ofrecen la cura de alguna enfermedad devastadora. Fue el caso de Álexander Fleming, por ejemplo. Se sabe que fue un demonio quien le guió para que descubriera la penicilina. ¿Te imaginas si a un médico le ofrecieran la cura del cáncer a cambio de su alma? Seguro...” (continúa)(seguir leyendo)
“―¿Por qué no reparan la ventana? ―preguntó sirviéndose una taza y sentándose junto al niño―. No será por falta de dinero. ―Pues, hombre, así de pronto se me ocurre que el señor millonario no debe querer traer a nadie a su casa mientras su hija sea un vástago del infierno. ―Dio un bocado a la manzana y masticó con la boca abierta―. Es solo una...” (continúa)(seguir leyendo)
“Todos cargamos con alguna cruz, hijo mío. No todas son iguales, la tuya es más pesada, porque tú eres más fuerte, porque puedes soportarla.”
“Luchar contra enemigos no es ni la mitad de complicado que luchar contra los propios sentimientos,”
“—Nunca he visto a un vampiro —dijo con un leve temblor en la voz—. Tener un crucifijo me da confianza. Julio carraspeó. El sonido rebotó entre las paredes curvadas del andén. Eran las tres de la madrugada y la estación de metro de San Bernardo estaba desierta. —No eres creyente —se burló—. No te servirá de nada. Pero no temas, los vampiros no...” (continúa)(seguir leyendo)
“De todos modos, me gusta admirar la belleza. ¿Por qué te vistes de esa manera si no es para llamar la atención de los hombres? Sí, lo sé, soy solo un niño, pero te gusta que te miren, ¿a que sí?”
“Eran muchas las situaciones cotidianas en las que la gente normal mentía, ya fuera por costumbre o necesidad, o incluso por educación. ¿Cómo le afectaría eso con una chica? Estaría completamente desarmado cuando ella le preguntara si la quería, o dónde había estado. No funcionaría, no podría funcionar.”
“—No me puedes engañar, Miriam. A mí no —aseguró el Gris. Ni se resistió, ni correspondió al abrazo, continuó indiferente—. Es imposible que me ames, a mí o ningún otro. Ambos sabemos que solo hay hueco para un objetivo en tu corazón. Lo sé, no es de amor de lo que hablas, pero un desliz como el que insinúas arruinaría toda tu carrera, tu vida, y...” (continúa)(seguir leyendo)
“Elena estaba sentada con la espalda apoyada en la pared, con el miedo pintado en la cara. En la esquina opuesta, el demonio aullaba. Sara no podía creer que esos berridos deformados y atronadores brotaran de la garganta de una niña tan pequeña, tan delgada, de aspecto tan frágil. Pero entonces vio sus ojos amarillos de reptil, sus garras...” (continúa)(seguir leyendo)
“Todos ansiamos conocer nuestro destino, el sentido de nuestras vidas. Yo creo haber encontrado el de la mía.”
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