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Las desventuras del joven Werther
Título: Las desventuras del joven Werther
Título original: Die Leiden des jungen Werthers
Autor:GoetheAño de primera publicación: 1774
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“Hay ocasiones en que no comprendo cómo puede amar a otro hombre, cómo se atreve a amar a otro hombre, cuando yo la amo con un amor tan perfecto, tan profundo, tan inmenso; cuando no conozco más que a ella, ni veo más que a ella, ni pienso más que en ella.”
“Aquí abajo habría menos amarguras si los hombres no se dedicasen con tanto ahínco a recordar dolores antiguos, en vez de soportar con entereza los presentes.”
“Lo que yo sé, cualquiera lo puede saber; pero mi corazón lo tengo yo sólo.”
“¡Siento tantas cosas..., y mi pasión por ella lo devora todo! ¡Tantas cosas! . . . ¡Y sin ella todo se reduce a nada!”
“¿Por qué aquel tiempo, cuyo recuerdo me mata, era para mí tan dichoso? Porque entonces yo esperaba, confiado en que el cielo no me olvidaría, y recogía las delicias con que me embriagaba un corazón lleno de reconocimiento.”
“Bien sé que no somos iguales ni podemos serlo; pero, en mi opinión, el que cree preciso vivir alejado de lo que se llama pueblo para que éste le respete, es tan despreciable como el mandria que se oculta de sus enemigos por temor de que le venzan.”
“Cuando el hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada.”
“¡Qué pobres hombres son los que dedican toda su alma a los cumplimientos y cuya única ambición es ocupar la silla más visible de la mesa! Se entregan con tanto ahínco a estas tonterías que no tienen tiempo para pensar en los asuntos verdaderamente importantes. ”
“La raza humana es igual en todas partes. La inmensa mayoría emplea casi todo su tiempo en trabajar para vivir, y le abruma de tal modo la poca libertad de que goza, que pone de su parte cuanto puede para perderla. ¡Oh destino de los mortales!”
“¿Es preciso que lo que constituye la felicidad del hombre sea también la fuente de su miseria?”
“Y tú, pobre alma que sufres el mismo tormento ¡ojalá saques consuelo de sus amarguras, y llegue este librito a ser tu amigo!”
“Cuantos se dedican a la enseñanza convienen en que los niños no saben darse cuenta de su voluntad; pero, por más que para mí sea una verdad inconcusa, no creerán muchos que los hombres como los niños, caminando a tientas sobre la tierra, ignorando de dónde vienen y adónde van, son poco menos que autómatas y, exactamente como los niños, se dejan...”
(continúa)(seguir leyendo)
“Toda regla asfixia los verdaderos sentimientos y destruye la verdadera expresión de la naturaleza.”
“¡Si yo pudiera expresar todo lo que siento! ¡Si todo lo que dentro de mí se agita con tanto calor, con tanta exuberancia de vida, pudiera yo extenderlo sobre el papel, convirtiendo éste en espejo de mi alma, como mi alma es espejo de Dios!”
“Muchas veces se ha dicho que la vida es un sueño, y no puedo desechar de mí esta idea.”
“Hasta nuestras leyes, que son pedantes e insensibles, se dejan conmover y detienen la espada de la justicia.”
“Cuando con toda nuestra debilidad y nuestros esfuerzos proseguimos nuestro trabajo sin distraernos, vemos con frecuencia que, caminando reposadamente y costeando, avanzamos más que otros a fuerza de vela y remo... Y, sin embargo, siempre está contento de sí mismo el que marcha al lado de los demás o logra adelantarse.”
“Sí; yo no soy otra cosa que un viajero, un peregrino en el mundo. ¿Y tú? ¿Eres algo más?”
“Quisiera que vieses la cara estúpida que pongo cuando la gente habla de Carlota, y, sobre todo cuando me preguntan si me gusta. ¡Gustarme! Odio de muerte esta palabra. ¿Qué hombre habrá a quien no le guste, a quien no le robe el pensamiento, todo el corazón?... ¡Gustar!”
“¿Por qué asustarse? ¿Por qué dudar? ¿Acaso porque se ignore lo que hay allá, porque no vuelve, o más bien porque es propio de nuestra naturaleza suponer que todo es confuso y tinieblas en lo desconocido?”
“¡Cuántos reyes gobernados por sus ministros! ¿Cuántos ministros por sus secretarios! ¿Y quién es el primero? Yo creo que aquel cuyo ingenio domina al de los demás, de que por su carácter y destreza convierte las fuerzas y las pasiones ajenas en instrumentos de sus deseos.”
“Esta gente es una polilla para sí misma y para los demás; pero hay que sufrirla, como sufre cualquier viajero el estorbo de una montaña. Si ésta no existiera, el camino, indudablemente, sería más fácil y más corto.”
“Las equivocaciones de la negligencia causan en el mundo más daño que la astucia y la maldad; bien es cierto que éstas abundan menos.”