Madame Bovary
Título: Madame Bovary
Título original: Madame Bovary
Autor:Gustave Flaubert
Año de primera publicación: 1856
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Autor:Gustave Flaubert
Año de primera publicación: 1856
Frases de “Madame Bovary” 30 citas
“La denigración de las personas a quienes amamos siempre nos aleja de ellas un poco.”
“Porque labios libertinos o venales le habían murmurado frases semejantes, no creía sino débilmente en el candor de las mismas; había que rebajar, pensaba él, los discursos exagerados que ocultan afectos mediocres; como si la plenitud del alma no se desbordara a veces por las metáforas más vacías, puesto que nadie puede jamás dar la exacta medida...” (continúa)(seguir leyendo)
“Siempre hay detrás de la muerte de alguien como una estupefacción que se desprende, tan difícil es comprender esta llegada inesperada de la nada y resignarse a creerlo.”
“Antes de casarse, ella había creído estar enamorada, pero como la felicidad resultante de este amor no había llegado, debía de haberse equivocado, pensaba, y Emma trataba de saber lo que significaban justamente en la vida las palabras felicidad, pasión, embriaguez, que tan hermosas le habían parecido en los libros.”
“Cumplía con su tarea cotidiana como un caballo de noria que da vueltas con los ojos vendados sin saber lo que hace.”
“León estaba cansado de amar sin resultado; después comenzaba a sentir ese agobio que causa la repetición de la misma vida, cuando ningún interés la dirige ni la sostiene ninguna esperanza. Estaba tan harto de Yonville y de sus habitantes, que ver a cierta gente, ciertas casas, le irritaba hasta más no poder; y el farmacéutico, con lo buena...” (continúa)(seguir leyendo)
“En su deseo confundía las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres, con las delicadezas del sentimiento.”
“Entonces, los apetitos de la carne, las codicias del dinero y las melancolías de la pasión, todo se confundía en un mismo sufrimiento; y, en vez de desviar su pensamiento, lo fijaba más, excitándose al dolor y buscando para ello todas las ocasiones. Se irritaba por un plato mal servido o por una puerta entreabierta, se lamentaba del terciopelo...” (continúa)(seguir leyendo)
“Lo que es más lamentable, verdad es arrastrar como yo una vida inútil. Si nuestros dolores pudieran servir a alguien nos consolaríamos en la idea del sacrificio.”
“En la ciudad, con el ruido de las calles, el murmullo de los teatros y las luces del baile, llevaban unas vidas en las que el corazón se dilata y se despiertan los sentidos. Pero su vida era fría como un desván cuya ventana da al norte, y el aburrimiento, araña silenciosa, tejía su tela en la sombra en todos los rincones de su corazón.”
“Todo volvía a la rutina; los amos maltrataban a los criados, y éstos golpeaban a los animales.”
“Tenía esa indefinible belleza que resulta de la alegría, del entusiasmo, del éxito, y que no es más que la armonía del temperamento con las circunstancias.”
“Después, cuando estudiaba medicina y mamá no tenía bastante dinero para pagar la contradanza a alguna obrerita que llegase a ser su amante. Más tarde había vivido catorce meses con la viuda, que en la cama tenía los pies fríos como témpanos. Pero ahora poseía de por vida a esta linda mujer a la que adoraba. El Universo para él no sobrepasaba el...” (continúa)(seguir leyendo)
“La audacia de su deseo protestó contra el servilismo de su conducta y, por una especie de hipocresía ingenua, estimó que esta prohibición de verla era para él como un derecho a amarla.”
“Las dichas futuras, como las playas de los trópicos, proyectan sobre la inmensidad que les precede sus suavidades natales, una brisa perfumada, y uno se adormece en aquella embriaguez sin ni siquiera preocuparse del horizonte que no se vislumbra.”
“Por más que se sintiese humillada por la bajeza de tal felicidad, se agarraba a ella por costumbre o por corrupción.”
“—¿Pero acaso la felicidad se encuentra alguna vez? —preguntó ella. —Sí, un día se encuentra —respondió él. Y esto lo han comprendido ustedes, decía el consejero; ¡ustedes, agricultores, trabajadores del campo; ustedes, pioneros pacíficos de toda una obra de civilización!, ¡ustedes, hombres de progreso y de moralidad!, ustedes han comprendido,...” (continúa)(seguir leyendo)
“Por tanto, no admito un tipo de Dios que se pasea por su jardín bastón en mano, aloja a sus amigos en el vientre de las ballenas, muere lanzando un grito y resucita al cabo de tres días: cosas absurdas en sí mismas y completamente opuestas, además, a todas las leyes de la física; lo que nos demuestra, de paso, que los sacerdotes han estado...” (continúa)(seguir leyendo)
“Pero la denigración de las personas a quienes amamos siempre nos aleja de ellas un poco. No hay que tocar a los ídolos; su dorado se nos queda en las manos.”
“¿No tenían otra cosa qué decirse? Sus ojos, sin embargo, estaban llenos de una conversación más seria; y, mientras se esforzaban en encontrar frases banales, se sentían invadidos por una misma languidez; era como un murmullo del alma, profundo, continuo, que dominaba el de las voces.”
“Algunos detalles se le borraron, pero le quedó la añoranza.”
“¿Acaso un hombre no debía conocerlo todo, destacar en actividades múltiples, iniciar a la mujer en las energías de la pasión, en los refinamientos de la vida, en todos los misterios? Pero éste no enseñaba nada, no sabía nada, no deseaba nada. La creía feliz y ella le reprochaba aquella calma tan impasible, aquella pachorra apacible, hasta la...” (continúa)(seguir leyendo)
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