Frases sobre las mujeres
En archivo 2283 frases, aforismos, citas sobre las mujeresMujeres
Cuando una niña crece, se convierte en una mujer, también conocida como una mujer adulta.
Cuando se habla sobre una mujer, se está hablando sobre una chica que ha crecido del todo. Así como con la palabra "hombre" a veces se hace referencia a todas las personas o a todos los hombres, la palabra "mujer" puede hacer referencia a todas las mujeres, como en "¿Qué será lo próximo para la mujer de hoy?" y un hombre podría hablar de "su mujer" (es decir, su esposa) - pero la mayoría de las mujeres estaría de acuerdo en que esos términos son un poco anticuados. Para todas ellas hemos realizado la siguiente selección de frases, citas y aforismos sobre las mujeres.
- La trovi in Hombres y Mujeres
“Cualquiera que diga que puede ver a través de las mujeres se está perdiendo un montón de cosas.”
- La trovi in Sociedad y Comunidad
“El papel de las mujeres en el progreso de la civilización es mucho mayor que el del hombre, por lo que debería desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres.”
- La trovi in Hombres y Mujeres
- Del libro: Orgullo y Prejuicio
“Mi querida amiga: Si tienes compasión de nosotras, ven a cenar hoy con Louisa y conmigo, si no, estaremos en peligro de odiarnos la una a la otra el resto de nuestras vidas, porque dos mujeres juntas todo el día no pueden acabar sin pelearse. Ven tan pronto como te sea posible, después de recibir esta nota. Mi hermano y los otros señores cenarán...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: Mansfield Park
“Creo yo que apenas se encontraría a una niña casadera en todo el Reino Unido que no prefiriese resignarse con la desgracia de ser pretendida por un hombre inteligente, agradable, a verle ahuyentado por la vulgaridad de sus parientes más próximos.”
“Lo más meritorio de las escritoras del género de «artimaña y confección» son sus reflexiones filosóficas.”
“Se podía notar un cierto alivio cuando entraba alguna señora entrada en años y en carnes, de las perfumadas sin mesura y que, en otras condiciones ellas mismas hubieran saturado el vagón con sus espesos y pesados perfumes. Servían en estas ocasiones como ambientadores andantes que aliviaban las arrugadas narices de los demás. Estas señoras...” (continúa)(seguir leyendo)
- Del libro: La traición de Roma
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