“Una brisa invernal invadió la estancia de entrada en la estación y heló mi cuello, calando todos los huesos de mi cuerpo. Fuera parecía de noche. Justo cuando estoy a punto de atravesar el umbral hacia la salida, siento una mano tocarme el hombro. Me doy la vuelta. Aquella misma mujer aparece detrás de mí, cuchillo de cocina en alto, dispuesta a...”
(continúa)(seguir leyendo)Erik R. Campoy
“La puerta se abrió súbitamente. El picaporte hizo mella en la pared del salón. Mi alma se encogió, como mi cuerpo, esperando el momento.”
Erik R. Campoy