Ariamy

  • El 13/01/2015 a las 04:22 ha añadido a favoritos

    Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios.

  • El 04/01/2015 a las 02:02 ha añadido a favoritos

    Debe ser una regla general que los solitarios no simpaticemos. ¿O será que, sencillamente, somos antipáticos?

  • El 02/01/2015 a las 06:25 ha añadido a favoritos

    Cuando un idiota te llama puta es precisamente porque no te ha podido joder.

  • El 02/01/2015 a las 06:25 ha votado

    Cuando un idiota te llama puta es precisamente porque no te ha podido joder.

  • El 16/12/2014 a las 00:23 ha añadido a favoritos

    No tengo el menor interés en ser feliz. Prefiero vivir de forma apasionada, lo cual es un peligro porque nunca se sabe lo que nos vamos a encontrar más adelante.

  • El 15/12/2014 a las 23:55 ha añadido a favoritos

    No somos lo que deseamos ser. Somos lo que la sociedad exige. Somos lo que nuestros padres eligieron. No queremos decepcionar a nadie, sentimos una gran necesidad de ser amados. Por eso reprimimos lo mejor de nosotros mismos. Poco a poco, lo que era la luz de nuestros sueños se convierte en el monstruo de nuestras pesadillas. Son los deseos no realizados, las posibilidades no vividas.

  • El 15/12/2014 a las 23:54 ha añadido a favoritos

    Todo lo que sucede una vez puede que no suceda nunca más. Pero todo lo que sucede dos veces sucederá, ciertamente, una tercera.

  • El 15/12/2014 a las 23:51 ha añadido a favoritos

    Querer huir del vacío y de la angustia que provoca el sentirse libre y obligado a tomar decisiones como qué hacer de sí mismo y del mundo que nos rodea —sobre todo si éste enfrenta desafíos y dramas— es lo que atiza esa necesidad de distracción, el motor de la civilización en que vivimos.

  • El 15/12/2014 a las 23:50 ha añadido a favoritos

    Muy pocos seres humanos son capaces de aceptar la idea del «absurdo existencialista», de que estamos «arrojados» aquí en el mundo por obra de un azar incomprensible, de un accidente estelar, que nuestras vidas son meras casualidades desprovistas de orden ni concierto, y que todo lo que con ellas ocurra o deje de ocurrir depende exclusivamente de nuestra conducta y voluntad y de la situación social e histórica en que nos hallamos insertos.

  • El 15/12/2014 a las 23:48 ha añadido a favoritos

    Mi impresión es que la literatura, la filosofía, la historia, la crítica de arte, no se diga la poesía, todas las manifestaciones de la cultura escritas para la Red serán sin duda cada vez más entretenidas, es decir, más superficiales y pasajeras, como todo lo que se vuelve dependiente de la actualidad. Si esto es así, los lectores de las nuevas generaciones difícilmente estarán en condiciones de apreciar todo lo que valen y significaron unas obras exigentes de pensamiento o creación pues les parecerán tan remotas y excéntricas como lo son para nosotros las disputas escolásticas medievales sobre los ángeles o los tratados de alquimistas sobre la piedra filosofal.

  • El 15/12/2014 a las 23:45 ha añadido a favoritos

    Si queremos que el amor físico contribuya a enriquecer la vida de las gentes, liberémoslo de los prejuicios, pero no de las formas y los ritos que lo embellecen y civilizan, y, en vez de exhibirlo a plena luz y por las calles, preservemos esa privacidad y discreción que permiten a los amantes jugar a ser dioses y sentir que lo son en esos instantes intensos y únicos de la pasión y el deseo compartidos.

  • El 15/12/2014 a las 23:45 ha añadido a favoritos

    Cuánta agua ha corrido en este planeta que todavía nos soporta a los humanos desde que, en mi niñez, los padres salesianos y los hermanos de La Salle —colegios en los que estudié— nos asustaban con el espantajo de que los «malos tocamientos» producían la ceguera, la tuberculosis y la imbecilidad. Seis décadas después ¡clases de paja en las escuelas! Eso es el progreso, señores.

  • El 15/12/2014 a las 23:42 ha añadido a favoritos

    La creencia en un ser supremo, creador de lo que existe, y en otra vida que antecede y sigue a la terrenal, forma parte de todas las culturas y civilizaciones que se conocen. No hay excepciones a esta regla. Todas tienen su dios o sus dioses y todas confían en otra vida después de la muerte, aunque las características de esta trascendencia varíen hasta el infinito según el tiempo y el lugar. ¿A qué se debe que los seres humanos de todas las épocas y geografías hayan hecho suya esta creencia? Los ateos responden de inmediato: a la ignorancia y al miedo a la muerte. Hombres y mujeres, no importa cuál sea su grado de información o de cultura, de lo más primitivo a lo más refinado, no se resignan a la idea de la extinción definitiva, a que su existencia sea un hecho pasajero y accidental, y, por ello, necesitan que haya otra vida y un ser supremo que la presida. La fuerza de la religión es tanto mayor cuanto más grande sea la ignorancia de una comunidad.

  • El 15/12/2014 a las 23:40 ha añadido a favoritos

    Otra de las razones por las que los seres humanos se aferran a la idea de un dios todopoderoso y una vida ultraterrena es que, unos más y otros menos, casi todos sospechan que si aquella idea desapareciera y se instalara como una verdad científica inequívoca que Dios no existe y la religión no es más que un embeleco desprovisto de sustancia y realidad, sobrevendría, a la corta o a la larga, una barbarización generalizada de la vida social, una regresión selvática a la ley del más fuerte y la conquista del espacio social por las tendencias más destructivas y crueles que anidan en el hombre y a las que, en última instancia, frenan y atenúan no las leyes humanas ni la moral entronizada por la racionalidad de los gobernantes, sino la religión.

  • El 15/12/2014 a las 23:39 ha añadido a favoritos

    Pero un día perdí la fe y nunca más la he recobrado. Creo que la perdí apenas empecé a pensar. Para ser creyente no conviene pensar mucho.

  • El 15/12/2014 a las 23:37 ha añadido a favoritos

    No soy un ateo, un ateo es también un creyente. Cree que Dios no existe, ¿no es cierto? Soy un agnóstico, más bien, si es que soy algo. Alguien que se declara perplejo, incapaz de creer que Dios exista o que Dios no exista.

  • El 15/12/2014 a las 23:36 ha añadido a favoritos

    No hay manera de demostrar racionalmente que Dios exista o no exista. Cualquier razonamiento a favor de una tesis tiene su equivalente en la contraria, de modo que en torno a este asunto todo análisis o discusión que quiera confinarse en el campo de las ideas y razones debe comenzar por excluir la premisa metafísica y teológica —la existencia o inexistencia de Dios— y concentrarse en las secuelas y consecuencias que de aquélla se derivan: la función de iglesias y religiones en el desenvolvimiento histórico y la vida cultural de los pueblos, asunto que sí está dentro de lo verificable por la razón humana.

  • El 15/12/2014 a las 23:32 ha añadido a favoritos

    No tengas vergüenza de llorar. Hace bien. Elimina toxinas. Por eso las mujeres vivimos más que los hombres. Porque lloramos más.

  • El 15/12/2014 a las 23:27 ha añadido a favoritos

    Una cosa es evidente: si, por un lado, las actitudes extremistas provocan entusiasmo, arrastran a los otros, son índices de vigor, por otro, las actitudes equilibradas son por lo general incómodas, a veces desagradables y casi nunca parecen heroicas. Por lo general, se precisa bastante valor (una clase muy especial de valor) para mantenerse en equilibrio, pero no se puede evitar que a los demás les parezca una demostración de cobardía. El equilibrio es aburrido, además. Y el aburrimiento es, hoy en día, una gran desventaja.

  • El 15/12/2014 a las 23:26 ha añadido a favoritos

    No somos los que somos ni menos los que fuimos.