Frases sobre el amar

“Es que me ahogo sin él.”

“-¡Ah! No eres un banco de semen ¿para quién? ¡Ah vale, claro! será porque es lesbiana y entonces no es lo mismo ¿no?
- No, porque a ti no podría verte embarazada de un hijo mío... y saber que otro va a estar en casa para subir la silla por las escaleras... y verte engordar... y comprarle ropa, y elegir un nombre, y quedarme fuera de todas esas...” (continúa)(seguir leyendo)

“Rita, sé que he errado, lo sé, y ha sido doblemente angustioso, primero por tu dolor y segundo porque ni siquiera he podido consolarte. Si pudiera sellar mi arrepentimiento y cumplir la penitencia, lo haría, una y cien veces Rita, pero no hay Padrenuestros ni Ave marías del amor. Porque vivir sin ti es un invierno perpetuo. Porque no sé vivir...” (continúa)(seguir leyendo)

“Porque me estoy comportando como un hijo de puta con la persona que más quiero, porque ella es la razón por la que me levanto todos los días, y la razón por la que no me quiero levantar, porque yo también me despierto abrazado a un hueco vacío todas las mañanas.”

“¿La habéis visto? El amor de mi vida, ¡y lleva en sus entrañas un Povedilla!”

“Sácame a cenar esta noche, por favor... me muero por quedar contigo, me muero por sentarme en frente, por olerte, por mirarte...”

“Las bienaventuranzas nos invitan a que nos abramos al amor gratuito y desinteresado hacia los que sufren. Siempre es camino hacia la verdadera felicidad.”
José Antonio Pagola

“Ése es el mundo de hoy: lleno de códigos y lleno de reglas, pero son reglas negras que encierran y oscurecen el corazón de la gente. En cambio, nuestros corazones son puros, no pueden estar encerrados. La quiero con un amor infinito y eterno. Desde el primer día.”
Joël Dicker

“A través de ellos entendí algo tan simple, tan orgánico y elemental como que la única causa que le guio para apartarse de mi lado fue la fuerza de un amor sobrevenido que se le cruzó en el camino como tal vez se me habría podido cruzar a mí. Un sentimiento que le sobrepasó.”
María Dueñas

“A quien ame al mundo como a su propio cuerpo, se le puede confiar el mundo.”
Christopher McDougall